Abril, mes del libro y la literatura
Abril es un mes especial para los amantes del libro. Millones de lectores y lectoras de todo el mundo celebran en este periodo la invención de este trascendental objeto que ha acompañado a la humanidad durante miles de años. Desde sus más antiguas formas, como las tablas de arcilla con escritura cuneiforme en Mesopotamia, hasta las más recientes innovaciones tecnológicas en formatos digitales, el libro en sus diferentes versiones se ha convertido en un aliado que ha facilitado desarrollos significativos en diversas culturas y civilizaciones a lo largo de la historia. Pero, ¿por qué se celebra en abril el mes del libro?
La determinación de abril como el mes internacional del libro se debe a que reúne fechas significativas para el mundo de la cultura y las letras. Un 2 de abril de 1805 nació en Copenhague Hans Christian Andersen, el célebre autor de clásicos de la literatura infantil y universal como Pulgarcito, la Sirenita, La Reina de las Nieves o El patito feo. Es por ello que, en homenaje a la contribución del escritor danés, cada año se conmemora el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil como una forma de promover la lectura y el reconocimiento de todos quienes hacen posible la literatura para niños, niñas y jóvenes.
A esta fecha se suma la más reconocida de todas: el Día Internacional del Libro y el Derecho de Autor, celebrado cada 23 de abril. Esta efeméride fue establecida por la UNESCO en 1995 para fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de los derechos de autor. La elección de este día se debe a las coincidencias en la fecha de fallecimiento de escritores famosos como Garcilaso de la Vega, Miguel de Cervantes y William Shakespeare, quienes fallecieron un 23 de abril (aunque cabe aclarar que el manco de Lepanto y el autor inglés murieron el mismo día, pero de los calendarios juliano y gregoriano respectivamente).
Por estas razones, en abril conmemoramos el mes del libro como una forma de valorar su influencia en nuestras vidas cotidianas y en nuestra historia. Porque más allá de las transformaciones históricas, culturales y tecnológicas, este objeto ha logrado trascender épocas por su increíble capacidad para preservar conocimientos, comunicar ideas y crear realidades, facultades que le han otorgado una posición irremplazable en nuestro desarrollo. Como sostuvo alguna vez el escritor y pensador italiano Umberto Eco, “el libro es como la cuchara, el martillo, la rueda, las tijeras. Una vez que se han inventado, no se puede hacer nada mejor”.