La vecina de Papelucho está a punto de cumplir doce años, pero no quiere. Llora sin saber por qué, se siente distinta a sus compañeras de colegio y no tiene con quién hablar. En su familia no le hacen caso y su papá ha desaparecido. Además de escarbar en su interior para entenderse, decide escribirle a su particular vecino aunque aún no hayan hablado en persona.